

Fuente original: Este contenido ha sido tomado de la American Psychological Association (APA). Se utiliza con fines informativos, citando su autoría original.
A medida que llega el otoño, es natural que disminuyamos el ritmo, reflexionemos y miremos hacia adentro. Los psicólogos afirman que involucrarse con el arte puede ayudarnos precisamente a hacer eso.
A través de la creciente ciencia de la neuroestética, los investigadores están descubriendo lo que sucede en el cerebro cuando el arte nos conmueve o nos transforma, y cómo ese mismo proceso puede favorecer el crecimiento personal, fortalecer la empatía e incluso inspirar el cambio social.
Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca el poder de las artes para aliviar la depresión y la ansiedad, ayudar en la recuperación del trauma, proteger contra el deterioro cognitivo y fomentar la conexión social. La música, por ejemplo, puede estimular el desarrollo del lenguaje en los niños y ayudar a los adultos a reconstruir las vías neuronales después de un accidente cerebrovascular.
Según un marco desarrollado por Anjan Chatterjee, MD, profesor de neurología, psicología y arquitectura, y director fundador del Penn Center for Neuroaesthetics en la Universidad de Pensilvania, junto con Oshin Vartanian, PhD, científico psicológico de la Universidad de Toronto, nuestra respuesta al arte surge de la interacción entre tres sistemas cerebrales:
En otras palabras, el arte es mucho más que lo que vemos: es lo que sentimos y recordamos.
Las investigaciones también muestran que cuando interactuamos con arte que consideramos significativo, se activa la red neuronal por defecto del cerebro, una región vinculada a la introspección. Esta respuesta puede prepararnos para la creatividad, la inspiración y el autodescubrimiento.
Entonces, ¿cómo podemos incorporar más del poder transformador del arte en nuestras vidas y comunidades?
Desde aliviar el estrés hasta ayudar a los pacientes con accidentes cerebrovasculares a recuperar el habla, el impacto de la música en el cerebro sigue captando la atención de los científicos. Los investigadores están descubriendo cómo procesamos el ritmo, la melodía y la armonía, y cómo esos elementos pueden aprovecharse para mejorar la salud y el bienestar en áreas tan diversas como el dolor crónico, la enfermedad de Parkinson y la recuperación de lesiones cerebrales.
De hecho, un estudio encontró que solo 45 minutos de actividad creativa, especialmente escuchar música, pueden reducir la ansiedad en un 25%.
En un episodio del pódcast Speaking of Psychology, la reconocida soprano Renée Fleming, editora del libro Music and Mind: Harnessing the Arts for Health and Wellness, conversó con el investigador en cognición musical Aniruddh Patel, PhD, sobre la ciencia que conecta la música, la mente y el cuerpo. Hablaron sobre cómo la música apoya el desarrollo infantil, ayuda en el manejo del dolor y fortalece la función cerebral en personas que se recuperan de un accidente cerebrovascular o lesión cerebral traumática. También abordaron el potencial de integrar las artes en la atención médica, la evidencia más reciente sobre la musicoterapia y las perspectivas futuras de este campo en crecimiento.
La creatividad alimenta la innovación, la realización personal y el crecimiento: nos ayuda a resolver problemas, conectar con los demás y encontrar significado en nuestro trabajo y en nuestra vida.
“La creatividad está en el centro de la innovación. Dependemos de la innovación para avanzar como humanidad, así como para el placer y el entretenimiento”, dice Jonathan Schooler, PhD, profesor de ciencias psicológicas y del cerebro en la Universidad de California, Santa Bárbara.
Gracias a los avances en la neuroimagen, los psicólogos y neurocientíficos están descubriendo nuevas perspectivas sobre lo que significa ser creativo y cómo fortalecer esa capacidad. Las investigaciones muestran que la creatividad depende de la coordinación entre múltiples redes cerebrales y activa el sistema de recompensa del cerebro.
Aunque algunas personas pueden tener una mente más imaginativa de manera natural, cualquiera puede cultivar la creatividad con práctica e intención. Aquí hay cinco formas respaldadas por la ciencia para fomentarla y disfrutar de sus beneficios:
Los psicólogos están explorando estas y otras preguntas, utilizando métodos científicos para entender por qué las personas crean arte, cómo lo experimentamos y cómo nos impacta.
Ellen Winner, PhD, del Boston College, participó en el pódcast Speaking of Psychology de la APA para hablar del arte como un concepto abierto, con interpretaciones que cambian con el tiempo; de la diferencia entre un prodigio y alguien con talento; de por qué buscamos arte que nos entristece; y de por qué las falsificaciones nos molestan. Winner también abordó el valor intrínseco de la educación artística y su investigación sobre si experimentar arte (como escuchar música o leer novelas) nos vuelve más empáticos y perspicaces.